El diagnóstico de cáncer puede ser abrumador, no solo físicamente sino también emocionalmente. En estos momentos de estrés y ansiedad, el yoga puede ser una herramienta valiosa en el camino hacia la recuperación y la sanación. Desde OncoVIDA, hoy te contamos de qué manera puedes beneficiarte con esta disciplina.
La práctica del yoga combina movimiento suave, respiración profunda y meditación, y ofrece numerosos beneficios para el cuerpo y la mente. A continuación te relatamos sus maravillosos beneficios.
Fortalecimiento físico:
El yoga puede ayudar a mejorar la fuerza física, la flexibilidad y el equilibrio. Las posturas de yoga trabajan músculos específicos y promueven la circulación sanguínea, lo que puede reducir la inflamación y el dolor en el cuerpo.
Reducción del estrés y la ansiedad:
El estrés y la ansiedad son comunes entre los pacientes con cáncer. La práctica del yoga puede ayudar a reducir estos síntomas al disminuir la producción de cortisol, la hormona del estrés. El yoga también puede aumentar los niveles de serotonina, una sustancia química que ayuda a regular el estado de ánimo y promueve la sensación de bienestar.
Mejora de la calidad del sueño:
La falta de sueño puede afectar negativamente la salud en general. El yoga puede ayudar a mejorar la calidad del sueño al reducir la ansiedad y el estrés. Además, la práctica del yoga puede ayudar a relajar el cuerpo y la mente, lo que facilita el sueño profundo y reparador.
Promoción de la aceptación y la conexión:
El cáncer puede afectar la autoimagen y la relación con el cuerpo. La práctica del yoga puede ayudar a fomentar la aceptación y la conexión con el cuerpo a través de la atención plena y la meditación. La atención plena permite al paciente conectarse con su cuerpo y sus sensaciones físicas en el momento presente, lo que puede mejorar la autoestima y la confianza.
Apoyo en el proceso de recuperación:
La práctica del yoga puede ser una herramienta de apoyo en el proceso de recuperación después del tratamiento contra el cáncer. La práctica regular del yoga puede ayudar a mejorar la resistencia física y la salud en general, y también puede ayudar a disminuir los síntomas de fatiga y dolor.
Pacientes con cáncer avanzado o metástasis óseas:
Según nuestra kinesióloga, Javiera Torres, el yoga puede ser beneficioso para todos los pacientes con cáncer, pero estaría contraindicado para pacientes con cáncer avanzado o metástasis óseas. En esos casos es fundamental practicarlo con instructores especializados. No todas las posturas son adecuadas y es importante adaptarlas a tus necesidades.
Rutina de yoga recomendada:
Para comenzar a familiarizarte con el yoga, nuestra kinesióloga y nuestra nutricionista, que además es instructora de esta disciplina, recomienda esta secuencia de posturas fáciles y seguras:
Mariposa Sentada:
Sentarse en el suelo con las rodillas dobladas y las plantas de los pies juntas, dejando que las rodillas se abran hacia los lados. Las manos se pueden poner en los tobillos o en los pies, y luego se realiza una ligera presión hacia abajo con los codos para abrir las caderas.
Gato-Vaca:
Posición de cuatro apoyos en el suelo, y alternar entre arquear la espalda hacia abajo (vaca) y redondearla hacia arriba (gato) con cada respiración.
Cobra Suave:
Acostarse boca abajo con las manos a los lados del cuerpo, y luego levantar suavemente la parte superior del cuerpo del suelo mientras se mantienen las caderas en el suelo y los codos ligeramente doblados. La mirada se dirige hacia el frente.
La Silla:
Se realiza de pie con los pies juntos o ligeramente separados, manteniendo los brazos extendidos hacia arriba y doblando las rodillas como si se fuera a sentar en una silla imaginaria, manteniendo la columna recta y el peso en los talones.
Montaña Modificada:
Posición de pie en la que los pies están juntos, los hombros relajados y los brazos a los lados del cuerpo. La posición se modifica levantando los talones del suelo y manteniendo los dedos de los pies apoyados.
El Niño:
Postura de descanso en la que se arrodilla en el suelo y se inclina hacia adelante con los brazos extendidos hacia delante o hacia atrás, descansando la frente en el suelo.
Para terminar, vuleva a repetir la primera postura, de la Mariposa Sentada.
En resumen, la práctica del yoga puede ser una herramienta valiosa en el camino hacia la recuperación y la sanación después del diagnóstico de cáncer. La combinación de movimiento suave, respiración profunda y meditación puede mejorar la salud física y emocional, lo que promueve la recuperación y la calidad de vida. Si estás considerando la práctica del yoga como una forma de apoyo en el tratamiento del cáncer, habla con tu médico y busca un instructor de yoga certificado.